Capítulo 2: Tradiciones y Costumbres
Con el paso de los años, Villa Ebro se convirtió en un lugar lleno de vida y tradiciones. El noble local, viviendo en su casa privilegiada, velaba por el bienestar de sus súbditos, mientras la fuente se convertía en punto de encuentro para los habitantes. El cementerio, aunque un recordatorio de la mortalidad, también servía como un lugar de respeto y recuerdo para los ancestros que habían forjado el camino.
La galería de tiro con arco, ubicada al aire libre, se convirtió en un espacio de entrenamiento y competición. Los días de torneos eran festivos, con los arqueros de Villa Ebro demostrando su habilidad y precisión. Estos eventos fomentaban el compañerismo y la diversión, manteniendo viva la moral y fortaleciendo los lazos entre los habitantes.
Así, Villa Ebro, nacida de la esperanza y la determinación, se convirtió en un hogar próspero y pacífico, una joya en el corazón de Zaragoza. A pesar de las dificultades y los desafíos, los colonos lograron construir un lugar donde la vida, la cultura y la historia se entrelazan, creando un legado que perdurará en el tiempo.